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martes, 22 de octubre de 2024

PALESTINA- GAZA y, el fervor revolucionario de Nuestra América.



           

        Cuando el gobierno es  trinchera antimperialista.

El domingo 18 de agosto se anunció: “el gobierno de Gustavo Petro, firmó el decreto a través del cual Colombia establece una prohibición a las exportaciones de Carbón a Israel". La Casa de Nariño adquirió el brillo antiimperialista y el espíritu del simbólico  "CHE", se fue a residenciar en el palacio de gobierno. En las circunstancias históricas, en que  trapos viejos de lo autoritario hacen cadencia con los despojos fascistas del pasado latinoamericano. El gobierno del Pacto Histórico flamea las banderas  del mítico poder revolucionario de Salvador Allende Gosssens. Hago referencias al socialista y medico chileno, quien, crecido de legitimación popular y abrazado con las lágrimas de la constitución chilena, se despidió leal a una voluntad popular martirizada por las bayonetas. En la temporalidad latinoamericana; el péndulo de la historia, da cuenta de unas circunstancias de luces y sombras: un régimen minotauro inflado desde las ergástulas para adolescentes, el fascista tártaro sobre la casa rosada y el fervor revolucionario en la Colombia de Eliecer Gaitán. El presidente colombiano dio muestras de coraje, la iniciativa es el acento ético político, por una salida al genocidio sobre niños y civiles palestinos. No exagero al decir que para la gobernanza imperialista made in USA; Gustavo Petro pasará a ser el profeta más odiado del Pentágono petrolero.

La espada del Libertador, adquirió  brillo decoroso en Colombia.

En el marco de la coyuntura internacional; mientras  la perfidia de los perros de la guerra se sonríe con las inversiones de Wall Street.  Las concentraciones civiles de masas; se unifican en el grito que acusa a la violencia sobre civiles y niños. En varias metrópolis las  manifestaciones enaltecen, al espíritu colectivo en defensa de la “condición humana”. En ese marco la iniciativa del exmilitante del M19; es el sable bolivariano sobre el horrendo infierno. Si para la camarilla nazifascista, la respuesta a los derechos palestinos. Es instrumentar un molino de genocidio e infamia; a ellos le sobreviene un huracán de ostracismo litigioso. En ese sentido el decreto de Petro, dobla en imperativo moral y las faldas montañosas de este lado del continente  se agitan de gloria. Con razón ya se cuenta en los relatos de Bogotá, que en el palacio de Nariño; la espada del libertador Simón Bolívar brilla decorosa.  No enviar el carbón, pero además el petróleo, el litio y cobalto.  A la venenosa nefanda de Israel, inflará de gloria las venas abiertas de la América.

Con el imperialismo “ni un tantico”.

Pero el relato  no termina allí; en la América de Antonio José de Sucre, de José Martí y Francisco de Miranda. Nunca falta la clavija que sobre el poder del Estado; haga de su territorio el barrueco vergonzoso, los barruecos de la desintegración. Si en el palacio de Nariño; Petro  escribe  edictos con palabras de apóstol y camina con charreteras morales de mentor bolivariano; en la casa Rosada de la República Argentina cayó una lepra. El Mileí, quien no disfraza su representación fascista; inauguró su política exterior decretando apoyo irrestricto a la pandilla endemoniada sobre el poder del Estado de Israel. Como el Mileí los neoliberales compulsivos, se proponen arrasar los derechos conquistados por los trabajadores, pero a su favor hay que reconocerle. Los zumbidos nazifascista contra los trabajadores no los enmascaran con el fetiche  en que han convertido el histórico término antimperialista y mucho menos con caricaturas de socialista. A decir verdad, es un político sin ambages, tiene legitimación electoral y es consentido en los círculos financieros por su representación fascista. El citado  proyecta ser la clavija emergente e ilustrada, para la restauración del capitalismo puerco del continente; el ultraneoliberal en su apologética discursiva, dobló a Milton Friedman. El anterior economista neoliberal estadunidense, quien complementó la maquina represiva de Augusto Pinochet; tras el golpe de 1973. En el continente  la clave de un capitalismo de bayonetas; contempla un inicial proceso de legitimación  de  regímenes de fascistización, sobre los trabajadores. Se trata de aplicaciones de dispositivos jurídicos; de formas particulares que van arrinconando al derecho y posteriormente se totalizan, como estado fascista. Así lo explicó, hace un siglo, el camarada “Dimitrov”; el comunista búlgaro sentenció “…antes de la instauración de la dictadura fascista, los gobiernos burgueses pasan habitualmente por una serie de etapas preparatorias y realizan una serie de medidas reaccionarias, que facilitan directamente el acceso del fascismo al poder”. En ese orden y en el hoy capitalismo financiero y extractivista mundial; “el régimen de la fascistización”; sobre los trabajadores es el blindaje a las altas tasas de ganancias. Una situación que traduce; blindaje del poder del capital sobre el trabajo; un ataque a las condiciones de vida y las altas tasas de plusvalía. En el allí, y donde las vivencias de la clase obrera son desgarradoras; las palabras sobran. Un antagonismo de clase que traduce vivencias del concebido darwinismo social, en el que “los ojos se ahogan de lágrimas”. El hecho en cuestión es el pan nuestro de cada día; así lo acusó  Federico Engels, hace más de un siglo: “la clase obrera (…) las grandes masas obreras viven ahora tan malo como siempre o incluso peor”.

Compromiso histórico con los explotados y oprimidos.

En sentido contrario el militante de la izquierda colombiana; el hombre que por su generosidad no admite los principios de las bayonetas. Ha lanzado una onda a lo David; y la decorosa pica indígena traspasó al Goliat imperialista USA. El valeroso lanzamiento no provocará la caída del imperialismo, pero si la palanca que moraliza  la subjetivación mundial de las multitudes. La iniciativa del gobierno revolucionario; da cuentas que UN COMPROMISO HISTORICO con los explotados y oprimidos colombianos; es radicalmente distinto a pactos entre las sombras. En el palacio de Nariño el imperativo categórico que flamea a la izquierda insurreccional colombiana, es el principio guevarista: “con el imperialismo “ni un tantico”.

No más carbón colombiano a Israel.

Ya sabemos, la extendida y serpenteada realpolitk imperialista; Protege al Benjamín Netanyahu de Tel Aviv. En ese sentido el citado tiene tanto valor estratégico como él de la Casa Rosada. En “la guerra de la globalización económica y militar”; en la que los imperialismos  se disputan cuál de ellos domina el imperio global; tanto Israel, argentina y Venezuela  serían para la extensión de los  tentáculos imperialistas: grandes “Grossraum”. Es decir, grandes espacios territoriales de poder a sus órdenes. Siendo así la iniciativa del revolucionario colombiano, representa un sígnico de la tradición emancipatoria latinoamericana: “no más carbón colombiano a Israel”; sería en sentido literal:  la espada que sobre el territorio continental; deja una clara demarcación moral. Una iniciativa de alta política, que agitara a las determinaciones morales; a defender la condición humana de las bayonetas. En la ética de la emancipación sudamericana, que valía podría  tener un poder que no defiende los derechos fundamentales del hombre. Finalmente, el gobierno del pacto histórico, está demostrando que entre el camarada Petro y los halcones petroleros del Pentágono, no hay maridaje de alcobas.

En definitiva, Gustavo Petro demostró ser la vocación política necesaria; de un continente agitado por él fervor revolucionario y en ese marco es la onda moral del coraje. La inclemencia represiva de los 1980, en contra de su militancia política; transfiguró en generosidad: “ni fue cobarde, no es represor, ni traidor”.

 El gallardo del M19; el compañero de Jaime Bateman; conserva intacta el manto de principios éticos. Así respondió en fecha reciente a las acusaciones de Daniel Ortega: “Al menos no arrastro los derechos humanos del pueblo de mi país y menos los de mis compañeros de armas y de lucha”.  Gustavo Petro, ha sido categórico  para  reivindicarse en “la ética de la diferencia” (Badiu). Y antes que reprimir, el será un manto de firmeza ideológica; reconociéndose frente a la existencia política del otro. Desafío a cualquiera que presente pruebas donde su militancia de juventud y ahora en el poder; haya sido embarrada por los tremedales del atesoramiento y la corrupción.

En perspectivas morales tenemos enfrente un sujeto ético, un sujeto político que por su autoridad moral permanecerá; inscrito en el devenir del continente. En fecha reciente el inquilino de Nariño; aseguró ir a despedirse en donde siempre brilla la espada bolivariana; en la plaza Bolívar de Bogotá. Así lo indicó en la red X: “El día que salga definitivamente de este palacio frío, espero en vez de salir triste, como anteriores gobernantes, ir a la plaza de Bolívar y ante una multitud que la llene, hacer mi balance final. Terminar en medio del pueblo”. Es  decir, cuando él haya dejado el congelado poder burgués de Nariño; y terminado su mandato constitucional; volverá dechado de virtudes a vivir con la Colombia del pacto histórico. Y rendirá cuenta a los caídos del M19; porque para el revolucionario de la izquierda insurreccional: “la vida es más sabrosa en otra parte”.

He dicho.

Luis A Ramírez.

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